martes, 7 de febrero de 2012

SOY VIAJERO


Soy de las personas que gusta de viajar.    
Viajo a lugares que   me permiten  el tiempo y el bolsillo.  
Viajo, porque eso es  mi espíritu y mi forma de ser.   Cuando viajo siento  tan cerca:
el susurrar de la brisa, los  sentimientos, recuerdos, emociones…gentes nuevas.........experiencias nuevas.
Por esas y  otras cosas mi vida es un poco relajada,    sencillo, sin rollos,  bohemio,  y lector,    todo eso va formando mis  canas,  construyendo mis  historias, las que acaricio algunas veces.
Este es el siglo y el momento que me tocó vivir, este es el planeta que me tocó conocer. Yo no llegué al mundo para ver pasar sentado   las cosas que  pasan, yo vine a pasar con ellas, y el día que me tenga que ir solo espero estar bien feliz.
Por eso y otras cosas me  agradan las personas que dedican  una parte de su vida al viaje.



“NO SE TOMEN TAN EN SERIO LA VIDA……
¡¡AL FIN Y AL CABO NO SALDRÁN VIVO DE ELLO!!”  ………


Viajar de paseo es saber observar, es  conocer, compartir,   comprender, admirar y dejarse llenar de colores, olores, sabores, y tacto; es llenar la mente. Es  ver culturas, observar pinturas en los catedrales,  gozar del verdor de las áreas rurales, comprender idiosincrasias.  
Recordemos.
El  hombre siendo nómada fue viajero perpetuo desde cuando comenzó  pobló la tierra,  y avanzó a través de los continentes para encontrar los mejores lugares para vivir.   Hoy esto no ha cambiado en algunas personas, el viaje es una necesidad que pide el profundo yo, es el espíritu aventurero que el ser humano lleva adherido a sus genes desde siempre.

Viajes que enriquecen.
La experiencia y los conocimientos de una persona se forman a través de los pequeños y grandes acontecimientos que han formado una vida. Una vida rica en vivencias dota a la persona de aprendizajes y recursos para afrontar las situaciones cotidianas con mayor capacidad de respuesta y resolución.
En esta capacidad de aprendizaje, la gran diferencia entre unas personas y otras, está determinada por las experiencias.  Una de las experiencias más enriquecedoras, sin duda, es viajar.  Cuando no se ha viajado, nuestro mundo es el entorno inmediato, lo demás..., se supone, se ve por tv..
Naturalmente, primero hay que saber apreciar y amar la propia tierra, para  saber amar las de los demás pueblos. Soy testigo de quienes dicen amar a su tierra, pero desprecian las otras que ni siquiera conocen.  En realidad estos son seres  de inquietudes menguadas y de sentimientos dudosos.
Viajar vale la pena, a pesar de que puedan presentarse  las inclemencias del tiempo,  a pesar de que puedan ser costosos, a pesar de que puedan  encontrarse con aglomeraciones en los terminales para adquirir pasajes,     sufrir las maletas extraviadas, o terminar con el cansancio al final  de la jornada.
El viajar oxigena, reanima, vivifica profundamente. 
Los automatismos, las monotonías son tremendamente limitantes encadena a la persona a su pequeño desgastado  y consabido entorno.    
Viajar es gozar de la historia y de la literatura del lugar visitado  -sin ser necesariamente un entendido-  es fotografiar cosas bellas e insólitas. 
Saber viajar es ser versátil, o lo que es lo mismo, saborear un bocadillo sentado al borde de un rió, o disfrutar en un restaurante de tres estrellas.  Viajar no es ir necesariamente ir muy lejos, es moverse con la mente abierta y empaparse de todo lo que se ve,  no importa si es  si es un lugar cercano, o  a la vuelta del mundo; porque lo que cuenta es el disfrute.   todo eso ayuda a ser más  completo.



Hablando de Brasil.
Brasil es un despertar, un renacer, es alegre, muy diferente a lo que  se imagina la gente que no la conoce. Es  muy natural, muy multicultural, muy Nuevo Mundo,  es  muy diferente al que usualmente  se informa. Allí la mayoría de las  personas brindan al extranjero una acogida cariñosa y sana, como si fueran gente de aldea.   
Esa gente que en su rutina diaria se desenvuelven en sus trabajos y en  sus empresas full time. Es gente muy decente, de mente extensa y flexible,    han logrado unir la alegría de vivir con la formalidad y empeño que la prosperidad demanda.
Gente noble, muy dispuesto a todo,  gente orgullosa de su  terruño,  no critican al visitante, al contrario, admiran y en muchos casos halagan a las otras culturas y países. La religión y la política son cosas personales que se respetan y no se conversan. Claro, ellos también sufren los flagelos de la sociedad moderna, como por ejemplo la delincuencia.
Tú, hace poco  realizaste viaje de vacaciones, conociste esos agradables lugares, conociste gentes, comidas, paisajes, eso enriquece una persona, justamente eso es una de las  razones de los viajes.
Al regresar de aquellos sitios  compartiste conmigo lo sorprendente y novedoso que viviste y todo aquello que conociste.

Gracias por compartir conmigo tus recuerdos.






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