Para nada, porque solo son meros recuerdos agrios o dulces, de esos que no
se revelan nunca, porque quizás su revelación puede producir una cadena
de sucesos que acabe dañando a una persona, a dos, o incluso a toda
una familia, (o tal vez a nadie).
Muchas veces quisiéramos borrar de nuestra memoria algunos recuerdos.
Desearíamos deshacer el pasado y todo aquello que hoy guardamos, lo que un día
hicimos, o lo que un día supimos. Pero el pasado no se puede
cambiar, y no seríamos quienes somos sin esos sucesos. Debe borrarse
de la memoria esos amores tardíos, esas historias que nunca debieron darse. No se
debe continuar pensando en lo que hubiéramos querido tener, pero
no la pudimos madurarlo y que el destino nunca supo explicarlo.
No hay nadie en el mundo que tarde o temprano no tenga un secreto que
guarda.
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