Soy de las personas que gusta de viajar.
Viajo a lugares que me permiten el tiempo
y el bolsillo.
Viajo, porque eso
es mi espíritu y mi forma de ser. Cuando viajo
siento tan cerca:
el susurrar de la brisa, los sentimientos, recuerdos,
emociones…gentes nuevas.........experiencias nuevas.
Por esas y otras cosas mi vida es un poco
relajada, sencillo, sin rollos, bohemio, y
lector, todo eso va formando mis canas,
construyendo mis historias, las que acaricio algunas veces.
Este es el siglo y el momento que me tocó vivir, este
es el planeta que me tocó conocer. Yo no llegué al mundo para ver pasar sentado las cosas que pasan, yo vine a pasar con ellas,
y el día que me tenga que ir solo espero estar bien feliz.
Por eso y otras
cosas me agradan las personas que
dedican una parte de su vida al viaje.
“NO SE TOMEN TAN EN SERIO LA VIDA……
¡¡AL FIN Y AL CABO
NO SALDRÁN VIVO DE ELLO!!” ………
Viajar de paseo es saber observar, es conocer,
compartir, comprender, admirar y dejarse llenar de colores, olores,
sabores, y tacto; es llenar la mente. Es ver culturas,
observar pinturas en los catedrales, gozar del verdor de las áreas rurales, comprender idiosincrasias.
Recordemos.
El hombre siendo
nómada fue viajero perpetuo desde cuando comenzó pobló la tierra, y avanzó a través de
los continentes para encontrar los mejores lugares para vivir. Hoy
esto no ha cambiado en algunas personas, el viaje es una necesidad que
pide el profundo yo, es el espíritu aventurero que el ser humano lleva
adherido a sus genes desde siempre.
Viajes que enriquecen.
La experiencia y los conocimientos de una persona se
forman a través de los pequeños y grandes acontecimientos que han formado una
vida. Una vida rica en vivencias dota a la persona de aprendizajes y recursos
para afrontar las situaciones cotidianas con mayor capacidad de respuesta y
resolución.
En esta capacidad de aprendizaje, la gran diferencia
entre unas personas y otras, está determinada por las experiencias. Una
de las experiencias más enriquecedoras, sin duda, es viajar. Cuando no se
ha viajado, nuestro mundo es el entorno inmediato, lo
demás..., se supone, se ve por tv..
Naturalmente, primero hay que saber apreciar y amar
la propia tierra, para saber amar las de
los demás pueblos. Soy testigo de quienes dicen amar a su
tierra, pero desprecian las otras que ni siquiera conocen. En realidad estos
son seres de inquietudes menguadas y de sentimientos dudosos.
Viajar vale la pena, a pesar de que puedan presentarse
las inclemencias del tiempo, a pesar de que puedan ser costosos, a
pesar de que puedan encontrarse con aglomeraciones en los terminales para
adquirir pasajes, sufrir las maletas extraviadas, o terminar
con el cansancio al final de la jornada.
El viajar oxigena, reanima, vivifica profundamente.
Los automatismos, las monotonías son tremendamente
limitantes encadena a la persona a su pequeño desgastado y
consabido entorno.
Viajar es gozar de la historia y de
la literatura del lugar visitado -sin ser necesariamente un entendido- es
fotografiar cosas bellas e insólitas.
Saber viajar es ser versátil, o lo que es lo mismo, saborear un bocadillo sentado al borde de un rió, o disfrutar en un restaurante de tres estrellas. Viajar no es ir necesariamente ir muy lejos, es moverse con la mente abierta y empaparse de todo lo que se ve, no importa si
es si es un lugar cercano, o a la vuelta del
mundo; porque lo que cuenta es el disfrute. todo eso ayuda a ser más completo.
Hablando de Brasil.
Brasil es un despertar, un renacer, es alegre, muy
diferente a lo que se imagina la gente
que no la conoce. Es muy natural, muy multicultural, muy Nuevo Mundo,
es muy diferente al que usualmente se informa. Allí
la mayoría de las personas brindan al extranjero una acogida
cariñosa y sana, como si fueran gente de aldea.
Esa gente que en su rutina diaria se desenvuelven en
sus trabajos y en sus empresas full time. Es gente muy decente, de mente
extensa y flexible, han logrado unir la alegría de vivir con la
formalidad y empeño que la prosperidad demanda.
Gente noble, muy dispuesto a todo, gente
orgullosa de su terruño, no critican al visitante, al contrario,
admiran y en muchos casos halagan a las otras culturas y países. La religión y
la política son cosas personales que se respetan y no se conversan. Claro,
ellos también sufren los flagelos de la sociedad moderna, como por ejemplo la
delincuencia.
Tú, hace poco realizaste viaje de vacaciones, conociste esos
agradables lugares, conociste gentes, comidas, paisajes, eso enriquece una
persona, justamente eso es una de las razones
de los viajes.
Al regresar de aquellos sitios compartiste
conmigo lo sorprendente y novedoso que viviste y todo aquello que conociste.
Gracias por compartir conmigo tus recuerdos.